En la era de las nuevas tecnologías… La pantalla fundamental que todo niño necesita
Por Marga Gutiérrez del Arroyo.
El niño occidental del S. XXI nace y crece rodeado de pantallas: móviles, ordenadores, televisiones. Es algo natural y ya forma parte de nuestras vidas. Debemos aceptarlo. Uno de cada cinco niños se conecta a Internet a los 4 años de edad (según el estudio de la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación – AIMC, 2012). El 93,8 % de la población infantil de 10 a 15 años usa el ordenador; el 92 % utiliza Internet; y el 63.5 % dispone de móvil (Instituto Nacional de Estadística – INE, 2013).
Pero existe una pantalla, la Madre de todas las pantallas: la familia (biológica, adoptiva o cuidadora). Es la pantalla que conecta al niño con el mundo. La construcción de la identidad de un niño sería imposible de no ser por la interacción humana. Venimos al mundo sin Psiquismo: es el Otro quien nos regula emocional y mentalmente, que hace de pantalla sobre nuestras necesidades e inquietudes. Y es que la conducta del niño durante sus primeros años, viene regulada por las emociones que experimenta.
Desde los primeros meses, el bebé se beneficia de los efectos de la interacción cara a cara con la madre, y posteriormente se beneficiará de la atención conjunta con respecto a las cosas que le rodean y de la referencia social que le aporta su madre ante situaciones desconcertantes en las que no sabe cómo comportarse (Conceptos conocidos como Intersubjetividad primaria y secundaria, acuñados por Threvarthen).
Los instantáneos beneficios de la interacción cara a cara los podemos ver en este vídeo (Still Face Experiment: Dr. Edward Tronick, https://www.youtube.com/watch?v=apzXGEbZht0) en el que vemos cómo la madre responde ante las reacciones del bebé y viceversa, y posteriormente cómo el bebé, cuando su madre se vuelve inexpresiva e imperturbable, busca por todos los medios “recuperarla”: sonríe, señala, etc. Sin ejercer en ella ningún tipo de respuesta, hasta llegar a la angustia. El Dr. Tronick explica que la no interacción cara a cara es sinónimo de no dar al niño la oportunidad de que se calme, de que se regule emocionalmente “…quedándose atascados en esa fea situación”.
La Atención Conjunta significa aprender algo del mundo a través del otro pero también aprender algo del otro a través del mundo. Se trata de un aprendizaje fundamental y muy beneficioso para el niño, que brilla por su ausencia en casos de niños con un Trastorno del Espectro Autista. Pero además, genera en el niño el placer de compartir con el otro o hacerle partícipe de su mundo personal. Podemos ver un claro ejemplo de la Atención conjunta en este vídeo: “Interacción Niño, adulto y objeto: Camión” https://www.youtube.com/watch?v=_cQrm4_Oh4I
La referencia social que aportan los demás para decidir cómo actuar ante una situación ambigua es fundamental para saber cómo actuar ante situaciones impredecibles. Que el niño aprenda a traducir los gestos del otro para saber cómo actuar, es otro de los aspectos clave durante los primeros meses de vida. En este extracto del documental “Baby Human” (episodio 4 “Sentir”) podemos ver un interesante experimento que muestra esta herramienta. https://www.youtube.com/watch?v=v27lPxeCy2Y
La interacción durante los primeros meses de vida, es la base de la comunicación futura, de la cobertura de necesidades que todos los niños tienen a lo largo de su infancia y adolescencia y que condicionarán su satisfacción en la vida y su felicidad.